Qué hacer en Tabarca

El pasado verano nos escapamos para conocer un rinconcito de la Comunidad Valenciana que todavía no conocíamos. Y es que a veces nos olvidamos de lugares que por estar tan cerca nos parecen menos atractivos, pero que realmente merecen la pena.
 
En las costas de la provincia de Alicante, se encuentra la isla más grande de la Comunidad Valenciana, y la única habitada, se trata de Nueva Tabarca o la isla de Tabarca. Se encuentra a unos 22km de la ciudad de Alicante y a sólo 8 del puerto Santa Pola.
qué ver y hacer en Nueva Tabarca
Es un lugar ideal para ir a pasar el día, ya que andando se puede recorrer toda la isla, que tiene 1800m de longitud por 400 en su punto más ancho. En verano salen barcos desde Alicante y Santa Pola de forma regular, y con menos frecuencia desde Benidorm y Guardamar del Segura. El resto del año los barcos salen sólo desde Alicante y Santa Pola.
 
Nosotros salimos desde Santa Pola por 10€ ida y vuelta, comprando el billete en los puestos de las «Tabarkeras». Si se compra online sale por 15€. En apenas 20 min llegamos al puerto de la ciudad de Tabarca, en uno de los catamaranes con visión submarina, que ver vimos poco, pero lo ofrecen como reclamo turístico.
Allí no hay carreteras ya que es tan pequeñita la isla que no es necesario tener coches o vehiculos! Fue algo que nos gustó mucho, poder recorrer toda Tabarca paseando.
 
Nos salió un día bastante malo para ir en plan playita, la verdad, pero ya nos conocéis, nosotros al mal tiempo buena cara, y si no sale el sol, pues da igual! A recorrer la isla!

¿Qué se puede hacer?

Gran parte del turismo de la isla es por los fondos marinos que posee, ya que en 1986 sus costas fueron declaradas Reserva Marina, lo que la convierte en la primera reserva marina de España!

Pero a parte de bañarse y hacer snorkel en sus aguas, la isla también tiene otros atractivos!
 
En 1964 fue declarada Conjunto Histórico-Artístico, ya que conserva una muralla que rodea el casco urbano. Esta muralla tiene tres puertas principales de estilo barroco: la de Alicante o San Miguel, la de Levante o San Rafael o la de la Trancada o San Gabriel.
Bajo las murallas se encuentra la Cueva del Llop Marí, dos pequeñas aberturas con acceso al mar que es accesible con embarcaciones de pequeño calado, con un recorrido de 100 metros. Cuenta la leyenda que es el refugio de un mosntruo marino, así que cuidado si os atrevéis a entrar 😉
 
También llama la atención dentro de la muralla la Iglesia de San Pedro y San Pablo. En 1769 ya existía una pequeña capilla, que fue ampliada a iglesia en 1770, terminándose las obras en 1779.
Además el municipio cuenta con numerosas tiendecitas de artesanía, y restaurantes donde poder degustar la típica caldereta de marisco.
También podemos visitar el museo de la ciudad, con la historia de la isla, o dar un paseo hasta el Faro, que fue inaugurado a finales del siglo XIX y sirvió de escuela de fareros.
Cerca se encuentra la Torre de San José, que durante el siglo XIX fue utilizada como prisión de estado.
Finalmente nos pudimos dar un chapuzón en las aguas transparentes de la isla, y volvimos hacia Santa Pola en el catamarán. Fue un relajado día conociendo este pedacito de tierra alicantina!
 
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