Québec y sus alrededores

Canadá es un país enorme, el segundo más grande por detrás de Rusia, así que llegar a conocerlo entero nos puede llevar ¡muuuuucho tiempo! No obstante, poco es mejor que nada, y llegar a conocer un trocito para mí ¡fue mucho! Es un país donde se respira tranquilidad y naturaleza, pero si lo que se busca es ciudad, también lo podemos encontrar.

Después de pasar dos días en Toronto, cogimos un vuelo interno hasta Québec. Esta provincia es francófona, pero si no hablas francés no te preocupes, ya que en Canadá el inglés también es lengua oficial. En el aeropuerto alquilamos un coche, que es lo más cómodo para recorrer las distancias tan grandes de este país. Nos instalamos en unos apartamentos en Beaupré, un pueblecito muy tranquilo a las afueras de la ciudad de Québec.
Y ¿qué se puede hacer en esta zona de Canadá? Pues ¡¡muchísimas cosas!! A parte de visitar la ciudad de Québec y otros pueblecitos de la zona pudimos hacer avistamiento de ballenas y también canyoning. Os cuento…
El primer día habíamos contratado con la empresa Croisières Charlevoix la actividad de avistamiento de ballenas, aunque nos quedaba un poco lejos, madrugamos y a las 10h salió nuestra zodiac desde el puerto de Saint-Siméon. Puedes elegir entre ir en un barco o en una zodiac, en esta última te dan un traje para no pasar frío, así que puestos a hacer una actividad así, ¡mejor lo más auténtico! ¡Esta soy yo vestida de capitán pescanova! XD

El paisaje que pudimos ver fue increíble, el mar en calma, las montañas… y de repente una manada de belugas se acercó a la zodiac y empezaron a darnos vueltas.

También pudimos ver un rorcual común, pero desde lejos. No vimos ballenas azules, pero ya se sabe que este tipo de actividades depende mucho de la suerte…así que lo dejaremos para la próxima vez!

Al día siguiente también pudimos disfrutar de la naturaleza en el Canyon Ste-Anne. Este cañón está rodeado de árboles y hay una catarata de 74 metros. Hay que pagar entrada, pero merece la pena.
El tercer día fuimos a visitar la ciudad de Québec, que es una preciosidad. Fue declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Se respira un ambiente francés por cada rincón de la ciudad, y la comida…riquísima. Estuvimos en un restaurante donde tenían un menú degustación a base de fondues: de carne, de queso y de ¡chocolate!
Por la tarde empezó a llover así que nos refugiamos en un centro comercial llamado Galeries de la Capitale, con pista de hielo y montaña rusa en su interior.
Algo que disfrutamos mucho fue hacer el descenso de barrancos o canyoning en la «Chute Jean-Larose» en el monte St Anne. Una monitora nos explicó todo sobre cómo coger la cuerda, cómo ir soltando para descender…nos pusimos el neopreno, casco y ¡al agua!
Otro día nos fuimos a un parque natural llamado «les Sept-Chutes«, que como su nombre indica en él se pueden ver 7 cascadas. Está a 45 minutos de Québec. Después de andar por un sendero por el bosque se llega al río. Arriba del todo hay una presa y al otro lado de ésta desciende el río con 7 cascadas…para los más aventureros, se puede hacer piragüismo!
Por último, los dos días que nos quedaron los dedicamos a visitar el pueblo Sainte Anne de Beaupré y sus alrededores. Vimos su basílica, que es bastante impresionante, el ecomuseo de la miel, donde hay un montón de productos ecológicos realizados a base de miel. También visitamos un establecimiento local donde producen su propio sirope de arce, muy famoso en Canadá, donde compramos este dulce ¡para llevárselo a nuestros amigos y familiares! Y por la noche disfrutamos del espectáculo de luces del parque de la «Chute-Montmorency«.

 

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