Lo peor de 7 meses viajando

Durante 7 meses de viaje pasan muchas cosas… y no todas de ellas son buenas precisamente! A nuestra vuelta esta fue una de las preguntas que más nos hicieron nuestros amigos: ¿Y no os pasó nada malo? Claro que sí, afortunadamente nada grave…pero sí que tuvimos algún que otro momento en que nos asustamos, nos pusimos malos o que la liamos parda! Aquí os dejamos  nuestros peores momentos…y todo lo que aprendimos de ellos.
 

NO SIN MI ANTIBIÓTICO:

Al poco de empezar nuestro viaje, salimos desde Puerto Madryn hacia San Carlos de Bariloche en un autobús nocturno de unas 18 horas de duración…pues si 18 horas eran ya muchas a mi se me hicieron eternas! En mitad de la noche me desperté con un punzante dolor en el estómago y haciéndome pis…y así empezó una fuerte infección de orina que me tuvo más de 7 horas de bus retorciéndome de dolor! Además, los antibióticos que llevábamos en nuestras mochilas los teníamos en el portaequipajes, así que hasta que no llegamos a Bariloche no me pude medicar.
 
Afortunadamente tal como vino se fue y al día siguiente ya apenas tenía dolor, y en tres días como nueva…pero lo pasé fatal en el bus!

 

Lo peor de 7 meses viajando
Todavía convaleciente admirando los paisajes de Bariloche
Aprendizaje: después de esta experiencia llevé una muestra de cada medicamento (antibiótico, fortasec, motilium…) en la mochila de mano, arriba del autobús, para poder utilizarlo en todo momento!

COMO UNA OLA: 

En Rio de Janeiro visitamos muchos lugares por nuestra cuenta, pero la familia con la que nos quedamos nos llevaron un día a la Prainha, una playa a las afueras para huir de la gran ciudad y de las playas masificadas como Copacabana o Ipanema! Lo malo es que había un fuerte oleaje ese día, que no le impidió a Ed aventurarse a probar el bodysurf… y sí, esto no acabó bien! Una de esas olas lo arrastró hasta el fondo, golpeándose con tal fuerza contra la arena que se hizo una gran herida en la espalda. Quedó como una quemadura que te puedes hacer al rozarte contra el asfalto…que tuvo que estar curándose durante varios meses, y a día de hoy conserva la cicatriz como souvenir!

 

Prainha, con su bandera roja

Aprendizaje: No ignores las señales (bandera roja) ni olvides que el mar es peligroso!

LA RULETA DE LOS BUSES: 

Ya os hablamos en nuestro post sobre La Paz lo mal que lo pasamos en nuestro trayecto Uyuni – La Paz, pero no sólo fue en Bolivia donde los autobuses fueron tan divertidos, también en Perú o Panamá tuvimos malas experiencias, entre ellas están estar a punto de fundirnos a causa del calor, sin poder abrir ventanas ni que nos pusieran el aire acondicionado, o todo lo contrario, morir congelados por tener el aire a máxima potencia y pasar horas temblando, sin que el conductor lo quitara a pesar de las quejas. También tuvimos autobuses con música a todo volumen, a pesar de ser nocturnos o con asientos diminutos donde teníamos que hacinarnos o compartir asiento con gallinas…como os cuento…era la ruleta de la suerte!

 

Minibus de camino a Huanchaco (Perú)

 

Colorido autobús en Cochabamba (Bolivia)
Aprendizaje: Después de las malas experiencias con los buses acabamos subiendo con varias prendas: la chaqueta, una sudadera, pantalón largo y un pareo que yo llevaba. De esta forma si hacía frío nos lo poníamos todo y si hacía calor simplemente nos lo quitábamos, nos arremangábamos los pantalones y nos quedábamos en manga corta o tirantes.

MAR ADENTRO: 

Ed no aprendió la lección después del susto en Rio de Janeiro y en la Isla de Pascua repitió, pero esta vez realmente se asustó y pensó que no salía del agua. Fuimos a bañarnos justo detrás del volcán Rano Raraku y del Ahu Tongariki, uno de los conjuntos de Moai más conocido (los 13 moai), y aunque no había mucho oleaje sí había corriente. Ed se salió de la zona que era como una pequeña bahía y de repente desapareció. Al volverlo a ver estaba cogido a una roca. Después de recuperar el aliento me contó que la corriente lo arrastraba alejándolo de la costa y por mucho que nadaba no conseguía volver, que nadó todo lo rápido que pudo y consiguió cogerse de una roca, sin importarle que hubiera erizos de mar, se subió y pudo salir. Se hizo varias heridas a causa de las púas en un costado, en una mano y en un pie. Después de este susto empezó a tenerle un gran respeto al mar.
Zona de aguas más tranquilas detrás del Rano Raraku
Ed nadando antes del susto
Aprendizaje: El mar puede ser más peligroso de lo que parece. Infórmate primero preguntando a los locales sobre las corrientes para no tener sustos, y nunca pierdas el respeto al mar.
 

AL RICO TACO: 

Nuestra llegada a Máncora (Perú) ya fue mala, dejándonos el autobús en medio de una carretera a las 3 de la madrugada, sin tener dónde ir. A pesar de este comienzo quisimos seguir siendo positivos y disfrutar de este pueblecito costero, muy conocido en Perú para veranear, y practicar deportes de agua como surf. Pasamos el día disfrutando de la playa y buscando un lugar donde pasar las dos siguientes noches, al atardecer buscamos un sitio para cenar, y encontramos un puestecito de tacos. Gran error…yo comí unos tacos de pollo que no sé qué tendrían, o las condiciones en que los cocinaron pero pasé toda la noche con diarrea y vómitos…el día siguiente en la cama con flojera, y esto no fue lo peor… la zona estaba infestada de mosquitos, pero además junto a nuestra habitación había un salón de actos donde se daba una concentración de católicos que se pasaron el día cantando. También la estancia en Máncora se complicó para Ed y nuestro amigo Pepe que se unió a nuestro viaje en Bolivia…pasaron la mañana en la playa mientras yo descansaba y se quemaron al sol, pero quemados quemados!!
Lo único bueno de esos días es que durante todo el viaje habíamos acarreado una mosquitera y por fin la usamos!!
Playa de Máncora

Aprendizaje:  hay que comer cada plato tradicional en su país: tacos en México y ceviche en Perú!! También aprendimos que llevar una mosquitera puede ser de gran ayuda!

 

EL AMAZONAS EN LLAMAS: 

Uno de los momentos más tensos y, aunque ahora nos reímos, nos asustamos mucho fue en Puyo, Ecuador. Pasamos dos noches en una cabaña a las afueras de Puyo, ya dentro de la selva amazónica, y por supuesto no había electricidad. Nuestro host Henry nos dejó unas lámparas de aceite caseras, hechas con botes de cristal, pero sólo una estaba encendida. Al irnos a dormir Pepe no tenía luz así que encontramos otra lámpara de aceite y decidió encenderla con la otra. La liamos parda… la tapa no estaba cerrada y todo el aceite se cayó, encendiéndose la cama y el suelo de madera. Pepe con las manos apagó las sábanas y yo arranqué una manta que hacía de puerta de la habitación para tirarla sobre el suelo. Ed al escucharnos gritar vino y tiró la manta y todo se apagó…sin que la cosa pasara a más, pero tengo que reconocer que esa noche me costó dormirme del subidón de adrenalina y de pensar la que podríamos haber liado!!

 

Cabaña donde dormíamos
El objeto del desastre

Aprendizaje: teniendo linternas no te arriesgues con otras iluminaciones caseras…y menos en un entorno inflamable al 100% !!

 

LA PLAYA «DESIERTA»: 

A mitad de camino, en Honduras, decidimos tomarnos unas vacaciones de las vacaciones y disfrutamos de una semana en Roatán, una isla en el Caribe con playas espectaculares. Nos encontramos con una de ellas totalmente desierta, y pensamos: «qué suerte, toda para nosotros!!». Bueno, pues realmente no estábamos solos…allí no nos dimos cuenta, pero al volver al hotel me vi todo el cuerpo lleno de ronchitas rojas, que más tarde se convirtieron en granitos. Eran picaduras de algún bichito de la playa que pensó que estaba bien buena, porque sólo en la pierna tendría como 15 picaduras!!

 

 

Playa «desierta»

 

Mi pierna después de ir a la playa

Aprendizaje: nunca vayas a una playa completamente desierta, busca siempre gente local para asegurarte de que no hay ningún peligro. Por ejemplo, en Rio hay algunas playas donde el agua está contaminada…si no lo sabes puedes pensar que has encontrado el paraíso y después que se te caiga la piel a cachos!En resumen, estos fueron nuestros peores momentos, que aunque nos llevamos más de un susto, no fueron suficientes para decidir que queríamos volver! Otra cosa que nos daba tranquilidad era haber contratado un seguro de viajes, por si alguno de estos pequeños contratiempos se convertía en algo grave! Y sobre todo tengo que decir que los buenos momentos superaron con creces estos pequeños baches..hay tanto bueno en 7 meses que no creo que es difícil escribirlo en un solo post!! De todas formas algo os adelantamos en este artículo…nuestros mejores momentos!!

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